Logo do MTST
  • Instagram
  • Facebook
  • Twitter
  • Youtube
  • Tik Tok

Imprensa Internacional: Guilherme Boulos, la esperanza de la izquierda para un Brasil en el “abismo”

21 de maio de 2018

Guilherme Boulos, líder de los Sin Techo y candidato a las presidenciales de octubre, se vislumbra como el nombre de referencia de la izquierda brasileña que promete acabar con la “farra” de los bancos e impulsar una regeneración democrática en un país que, a su juicio, está en el “abismo”.

Hay un abismo entre Brasilia, el centro de las decisiones políticas, y el pueblo brasileño, que se expresa en una crisis de representación profunda, donde las personas no tienen esperanza“, afirma el candidato del izquierdista Partido Socialismo y Libertad (PSOL) en una entrevista con Efe.

Boulos (Sao Paulo, 1982) forjó su incipiente liderazgo en los movimientos sociales. Con 20 años, dejó la casa de sus padres para vivir en una ocupación Sin Techo en la zona metropolitana de la capital paulista.

Desde entonces, ha ganado protagonismo en las calles y en los medios hasta convertirse en el candidato “más joven de la historia del país para la Presidencia”.

Algunos le comparan con el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, hoy preso por corrupción, por su carisma y capacidad de movilización, un paralelismo del que se desmarca al igual que del título de futuro de la izquierda brasileña.

En su opinión, el sistema político actual “está agotado” y propone “reducir el poder” de los parlamentarios y “aumentar el poder la sociedad”.

¿Cómo hacerlo? A través de una reforma política “profunda” que promocione “formas de decisión popular”, como plebiscitos y consejos, “donde el pueblo no sea escuchado solo cada cuatro años”.

Boulos, formado en Filosofía por la Universidad de Sao Paulo (USP), considera prioritario enfrentar la desigualdad con “un proyecto profundamente distributivo”; ahí empiezan sus reproches a la banca.

“Tenemos la juerga de los bancos, el periodo en el que el pueblo está perdiendo más con la crisis, es el periodo en el que los bancos están ganando más. Hay alguna cosa equivocada en este sistema”, asegura.

En su programa, incluye regular el sistema financiero y una reforma tributaria porque “el 1 % más rico, banqueros, grandes corporaciones, prácticamente no pagan impuestos en Brasil. Quien sustenta el Estado son los más pobres y la clase media”.

Y garantiza que no piensa cambiar, ni mucho menos publicar una carta abierta como hizo Lula en 2002 para calmar a los mercados.

Boulos, que apoyó la operación Lava Jato en sus inicios, considera ahora que la investigación de la trama de corrupción que vació Petrobas, y por la que fue condenado Lula, se “desvirtuó”.

La Lava Jato resolvió, una parte y un comando de ella, hacer política y comportarse de manera partidaria y selectiva, incluso sacando de la cárcel a los grandes empresarios a cambio de delación. Marcelo Odebrecht está suelto, Joesley (Batista) está suelto, Eike Batista está suelto“, enumera.

En el caso de Lula, sostiene que fue condenado “sin ninguna prueba” y es víctima de una “injusticia brutal”, aunque su “respeto y admiración” por el exmandatario no le impide admitir “errores duros y fatales” en su gestión y en la de su sucesora, Dilma Rousseff.

Entre ellos, “no apoyarse más en la movilización social y acomodarse en la gobernabilidad entorno al Congreso Nacional”, así como pactar alianzas con políticos que luego apoyaron la destitución de Rousseff.

En su programa electoral figura también garantizar el derecho al aborto, cambiar el “caro, ineficaz y violento” modelo de seguridad y enfrentar la LGTBfobia.

Boulos, uno de los dirigentes más críticos con el Gobierno de Michel Temer, asegura que, en caso de ganar las elecciones, convocará un plebiscito para “revocar las medidas” tomadas por el actual presidente.

En este viaje hacia el Palacio de Planalto lleva como compañera de fórmula a Sônia Guajajara, una popular representante de los pueblos indígenas de Brasil.

“Es una alianza inédita”, dice, con la que intentarán ganar las elecciones, aunque los sondeos, hasta ahora, le sitúan muy lejos de esa posibilidad.

 

Por Carlos Meneses Sánchez

Fonte: El Economista América